martes, 11 de marzo de 2014

¿Y si no trabaja un alumno en su grupo?

Me tocaba cambiar de sitio a mis alumnos de 6º, así que me siento ante mi ordenador, abro el documento donde tengo guardado todas sus agrupaciones anteriores y me dispongo a mover "las piezas del puzzle".  Niveles, aficiones, afinidad, experiencias previas, ... hay tanto que tener en cuenta...Pero hay un caso que me preocupa en particular, Roberto. Roberto es un niño que ha tenido problemas con todos los grupos anteriores, no suele trabajar mucho, casi nada realmente, no cumple con su parte, apenas se implica y claro, lógicamente no es el compañero que elegirían los demás para su grupo. Algo que ha afectado sobremanera a la relación social con el resto. Así que me tocaba elegir unos buenos compañeros de viaje. Después de darle muchas vueltas, coloco a su lado dos nombres. "Creo que puede funcionar".
Al día siguiente distribuyo la clase en sus respectivos grupos y, mientras están trabajando, aprovecho para pasar por los grupos y sacar "el termómetro" para medir cómo empiezan y para dar algún empujón, retar a algún grupo, alguna que otra broma para crear ambiente dentro del grupo, ... Hasta que llego al grupo de Roberto. En ese momento le pido si puedo hablar con él aparte. Empiezo a hablarle muy claramente de sus trabajos anteriores, su actitud, sus problemas con otros grupos, etc. Le pregunto si es porque quizá él prefiere preparar un trabajo de forma individual y le doy la oportunidad de hacerlo, a lo que me contesta que no, que prefiere en grupo. Le animo a hacerlo, destaco sus puntos fuertes y le pido que si es verdad que quiere hacerlo tendrá que comprometerse y lo tendrá que demostrar a diario. Me dice que lo hará. Sellamos el compromiso y le pido si puedo hablar también con el grupo en su presencia para contarle lo que hemos hablado y me dice que sí. Al grupo le comento lo sucedido, les cuento las experiencias previas de Roberto y les pido opinión. Me dicen que lo ven muy bien y que harán todo lo posible para que logre su objetivo. Ellos sabían como trabajaba pero aceptaron el reto de hacer que funcione.
Cada día le preguntaba a Roberto qué había hecho y cómo se encontraba con su grupo. También al grupo les preguntaba qué tal estaban funcionando los tres, si estaba siendo equilibrado y productivo el trabajo y si había habido algún problema. Todos y cada uno de los días las respuestas fueron en la misma línea. "Todo genial Rafa". "Estamos trabajando muy bien". "Fíjate lo que estamos haciendo". "Mira, esto lo ha hecho Roberto y esto yo". Y todo con una gran sonrisa en la boca. Una sonrisa de satisfacción, de estamos disfrutando.
Llegados a este punto, tenía claro que pasara lo que pasara, ya había sido un éxito, ya se había conseguido más que en otras ocasiones. Pero quedaba la parte más dura, la exposición. Tenían que exponer su trabajo a todos los compañeros y Roberto, por diversas razones, venía de no haber presentado el último trabajo. Días antes, en una de esas conversaciones, le pregunto que cómo lleva la presentación. "La llevo regular" (su "regular" es todavía ni la he mirado). "Vaya, con lo bien que lo estás haciendo, si encima lo expones bien... ", "¡Sí, sí! Si lo voy a exponer muy bien". "Me encantaría Roberto". "¿Si lo expongo bien me pones un positivo?" "¿Eso quieres? De acuerdo"(Todo lo que suene positivo, bienvenido).
Hoy ha sido la exposición. Estaba bastante preocupado por cómo lo iba a hacer y deseando que le saliera bien. Comienza la exposición y abre él. Empieza algo nervioso pero poco a poco va soltándose. Tiene delante el texto por si acaso, pero ni lo mira. Lo dice todo perfectamente. Mirando a unos y a otros, se le nota seguro, está sonriente... ¡Lo ha bordado! Me mira, le guiño un ojo, y sonríe más. Se oyen comentarios de fondo sobre su actuación. Al acabar, no paran de darle la enhorabuena (incluso compañeros que apenas cruzaban palabras con él). Está pletórico. Cuando acaba la clase me quedo con el grupo para hablar con ellos. Le doy la enhorabuena a Roberto, hablamos de varias cosas, entre ellas de lo que es capaz de hacer. "Tienes tu positivo". Los compañeros se alegran mucho por él. Luego hablo con ellos. Les doy la enhorabuena y alabo la gran labor que han hecho. "Si le parece bien a Roberto, creo que el éxito ha sido todos, habéis hecho un gran trabajo y creo que también merecéis un positivo". "¡Claro que me parece bien!". Tendríais que verlos. ¡Qué alegría!
Momentos como estos son los que te hacen amar todavía más esta profesión.







1 comentario:

  1. Muchas felicidades Rafa!! Yo también soy profesora y entiendo perfectamente el entusiasmo de Roberto, de su grupo y el tuyo. Sigue así!! Necesitamos profesores como tú!!

    Un abrazo y aúpa
    Vanessa

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